En invierno, cuando la mayoría de ejemplares interesantes se encuentran en lugares lejanos, queda la alternativa de fotografiar los pajaritos ''de siempre''. Una manera muy entretenida, con unos resultados espectaculares, es montarse unos posaderos. Colocando un poco de comida en un lugar estratégico en una zona con abundancia de pájaros, hace que en seguida ''alguien'' se te suba al posadero. Nosotros nos hemos decantado por la Sierra de Collserola, donde a parte de las aves habituales, existe la posibilidad de encontrarse con un invitado de lujo, como es el Ruiseñor del Japón. Dedico las siguientes fotos a mi amigo Álex, por su continuo desarrollo de los posaderos y fondos, pero sobre todo por haberme contagiado este maravilloso hobby. Gracias Álex!
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