El poderoso pico de esta ave,
accionado por músculos altamente desarrollados, le permite producir una
fuerza trituradora de 25 a más de 40 kilos para abrir los huesos de
cerezas, que son uno de sus alimentos favoritos en otoño e invierno.
Son aves ariscas que
prefieren posarse en las ramas más elevadas de árboles altos. En visitas
de forrajeo al suelo, saltan más bien pesadamente. En invierno a menudo
se desplazan a terrenos más abiertos, formando pequeños bandos para
comer.
Sierra Morena (14/04/2015)
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