De costumbres solitarias y perfectamente discreto,
habita principalmente carrizales muy densos. Si se le sorprende, se le
encuentra inmóvil, mezclando su plumaje con las matas de carrizo, con el
cuello y el pico apuntando hacia el cielo, mientras que los ojos,
situados lateralmente y muy móviles, siguen al intruso.
Abundante en otros tiempos en toda la zona
mediterránea española, su número ha decrecido alarmantemente a causa de
una desmesurada caza, motivada sobre todo por la tradicional costumbre
de comerse tanto los pollos como los adultos. Canon 7D + Canon 100-400mm, 400mm, 1/1600sec, F7.1 ISO 320 |
(Cal Tet 13/11/2013)